Cómo influyen las estaciones del año en la salud del cabello

El cabello refleja tanto lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo como lo que sucede a nuestro alrededor. Factores internos, como el impacto de la menopausia en la salud capilar, nos recuerdan lo sensible que puede ser la melena a los cambios hormonales, pero no son los únicos responsables: también las condiciones externas dejan su huella. El sol, el frío, la humedad o las variaciones propias de cada estación modifican el ciclo capilar. En Medical Hair queremos ayudarte a comprender cómo influyen las estaciones en tu cabello y qué cuidados y tratamientos pueden ayudarte a mantenerlo fuerte, brillante y lleno de vitalidad durante todo el año.

El cabello, igual que la piel, es un reflejo de cómo nos afecta el entorno. Aunque no siempre lo notemos de inmediato, los cambios de temperatura, la intensidad del sol, la humedad o incluso el viento influyen directamente en su aspecto y en su salud. Por eso, a lo largo del año el pelo puede estar más fuerte y brillante o más apagado y seco.

Entender esta relación es importante porque el cabello no cambia sin motivo, sino que responde a estímulos externos que alteran el equilibrio natural de la fibra capilar y del cuero cabelludo.

El ciclo de vida del cabello se mantiene estable en condiciones normales, pero puede acelerarse o ralentizarse según factores ambientales como:

• Radiación solar: el exceso de rayos UV daña la queratina y altera el color natural del cabello.

• Temperatura: el calor estimula la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, mientras que el frío la reduce, limitando el aporte de oxígeno y nutrientes a los folículos.

• Humedad: cuando es muy alta, el pelo absorbe agua del ambiente y se encrespa; cuando es baja, se reseca y pierde flexibilidad.

• Viento y contaminación: resecan, ensucian y facilitan la acumulación de residuos en la superficie capilar, lo que afecta al brillo y a la oxigenación del cuero cabelludo.

Nuestro cabello necesita un equilibrio constante de hidratación, nutrientes y protección. Cuando el clima cambia, ese equilibrio se altera: el cuero cabelludo ajusta su producción de grasa, la fibra capilar pierde o gana humedad y el ciclo de renovación del pelo puede acelerarse.

Por eso, en verano solemos notar un cabello más castigado por el sol y el agua de mar o piscina, en invierno lo sentimos seco y quebradizo, y en otoño la caída parece intensificarse. No se trata de problemas aislados, sino de respuestas naturales del cabello a los distintos escenarios que plantean las estaciones.

Si hay dos estaciones en las que el cabello se enfrenta a pruebas duras, esas son el verano y el invierno. Ambas suponen extremos: calor intenso, sol y baños de mar o piscina en los meses cálidos, y frío seco junto con calefacciones en los meses fríos. Estos factores, aunque muy diferentes entre sí, tienen algo en común: ponen a prueba la resistencia del pelo y del cuero cabelludo.

Durante el verano pasamos más horas al aire libre y la exposición al sol es mucho mayor. Aunque la luz solar aporta vitalidad y contribuye a la producción de vitamina D como ya hemos mencionado anteriormente, un exceso de radiación ultravioleta daña la cutícula capilar, que es la capa protectora externa del pelo. El resultado es una fibra más frágil, sin brillo y con tendencia a partirse.

A esto se suma el contacto frecuente con el agua de mar y el cloro de las piscinas.

• El salitre reseca y abre la cutícula, dejando el cabello áspero y difícil de peinar.

• El cloro, por su parte, elimina los aceites naturales que protegen el pelo, lo que favorece la sequedad y, en cabellos teñidos, la pérdida de color.

El viento y las altas temperaturas completan un cóctel que puede dejar el pelo apagado al final de la temporada si no se toman medidas de protección.

El invierno es otra época complicada. El aire frío del exterior y el calor seco de las calefacciones en interiores hacen que el ambiente sea poco amigable para el cabello. La falta de humedad provoca que el pelo pierda agua, elasticidad y brillo. Además, el cuero cabelludo puede resentirse con picores, descamación o incluso la aparición de caspa.

Otro problema habitual es el uso frecuente de gorros o bufandas, que aunque nos protegen del frío, generan fricción y electricidad estática, dejando el cabello encrespado y con tendencia a romperse.

En esta estación también solemos abusar de secadores y planchas, lo que agrava aún más la deshidratación. Por todo ello, el invierno se convierte en un reto para mantener un pelo sano y resistente.

A diferencia del verano y el invierno, que se caracterizan por factores ambientales extremos, el otoño y la primavera suelen traer cambios más sutiles, pero muy visibles en nuestro cabello. En estas estaciones intermedias, el ciclo capilar se ajusta y es común que notemos variaciones en la cantidad de pelo que perdemos o en la fuerza con la que crece.

El otoño es la época en la que más personas se preocupan por la caída del cabello. No es una impresión: existe un fenómeno conocido como efluvio telógeno estacional, que provoca una caída más abundante de lo normal durante esos meses.

Después del verano, cuando el pelo ha estado expuesto al sol, al cloro y a los cambios de rutina, los folículos entran en una especie de “descanso”. Esto se traduce en una pérdida más intensa durante unas semanas, que puede llegar a duplicar la caída habitual.

Aunque puede alarmar, en la mayoría de los casos se trata de un proceso temporal y reversible. Una vez superada esta fase, el ciclo se normaliza y el cabello vuelve a crecer con su ritmo habitual.

Nuestros especialistas te ayudarán a diferenciar cuándo se trata de una caída estacional y cuándo conviene hacer una evaluación médica más completa.

La primavera, en cambio, suele ser una etapa de renovación capilar. La subida de temperaturas y el aumento de horas de luz favorecen la microcirculación en el cuero cabelludo, lo que estimula la actividad de los folículos. De esta forma, el cabello inicia una etapa de crecimiento más fuerte y lleno de vitalidad.

En esta época solemos llevar una vida más activa y una dieta más ligera. Todo ello se refleja en un pelo que recupera densidad y brillo tras el desgaste del invierno.

Cada época del año impacta de manera distinta en la salud del cabello. El frío del invierno, la sequedad del verano o la caída más visible en otoño son señales de que el ciclo capilar responde al entorno. Por eso, muchas personas nos preguntan cuál es el momento ideal para iniciar un tratamiento.

En Medical Hair sabemos que cualquier estación puede ser adecuada si se elige el protocolo correcto. Sin embargo, hay momentos en los que la respuesta del cabello suele ser más favorable.

El otoño es una de las mejores épocas para comenzar la mesoterapia capilar, ya que coincide con el efluvio estacional y con una caída más visible. 

El invierno y la primavera también son momentos estratégicos para mantener la constancia en los tratamientos y potenciar sus efectos. En algunos casos seleccionados, y siempre bajo la supervisión de nuestros especialistas, se puede valorar el uso de dutasteride..

No existe una única estación “correcta”, sino la estrategia adecuada para cada persona. Lo importante es contar con un diagnóstico preciso y con un plan de acción adaptado tanto al momento del año como al estado del cabello. 

Cada estación plantea sus propios desafíos, pero hay una serie de hábitos que ayudan a mantener el cabello sano en cualquier momento del año. La clave está en combinar una buena higiene, una alimentación equilibrada y, cuando es necesario, recurrir a tratamientos especializados.

El cuidado empieza por algo tan básico como la limpieza. Un champú adecuado al tipo de cabello es esencial para mantener el cuero cabelludo en equilibrio. No siempre se trata de lavar más, sino de hacerlo con productos que respeten la fibra capilar y eviten el exceso de químicos agresivos.

El uso de acondicionadores y mascarillas hidratantes de forma regular ayuda a cerrar la cutícula, aportando brillo y suavidad. Además, conviene moderar el uso de herramientas de calor y, cuando se utilicen, aplicar protectores térmicos para minimizar los daños.

El pelo se nutre desde el interior, por lo que la dieta juega un papel fundamental. Alimentos ricos en proteínas, hierro y vitaminas favorecen el crecimiento. Incluir frutas, verduras frescas, pescado azul, frutos secos y legumbres es una manera sencilla de aportar esos nutrientes.

Cada estación trae consigo retos y oportunidades para tu cabello. El verano exige protección, el otoño nos recuerda la importancia de controlar la caída, el invierno reclama nutrición y la primavera es ideal para potenciar el crecimiento.

En Medical Hair contamos con diagnósticos avanzados y tratamientos adaptados a cada momento del año. Desde la mesoterapia capilar personalizada hasta la supervisión médica en casos de alopecia, nuestro equipo acompaña a cada paciente con cercanía y experiencia.

Porque tu cabello merece atención durante todo el año, y en Medical Hair estamos a tu lado en cada estación para que luzcas una melena fuerte, sana y llena de vitalidad.

Jiménez, P. R. (2023, 3 octubre). Conoce este tipo de calvicie causada por el efluvio telógeno estacional, y aprende los consejos básicos para proteger el cabello. Tu Canal de Salud. http://bit.ly/3V8KdAX 

Minimizar la caída del cabello durante el cambio de estación : Menarini Consumer Healtchcare. (s. f.). http://bit.ly/4m3PTqP 

Indexando Marketing. (2025, 26 mayo). Cómo afectan las estaciones del año a nuestro pelo – Inpylus. Inpylus. http://bit.ly/3V9fJPs